jueves, 29 de enero de 2015

LECTURA EFICAZ Y COMENTARIOS DE TEXTOS








BIOGRAFÍA






KASIDA DEL OLVIDO
Sin amores, ya perdido
para el mundo y sus halagos.
Sin afanes ni venturas,
sin deseos, sin trabajos...
En el patio del olvido
florece un rosal de llantos.
Dejadme llorar... ¿Por qué?
¡Si yo pudiera contarlo!
¡Que nadie me quiera mal!
¡Que me perdonen mis daños!
Sólo quiero a mi canción
de estilo pobre y honrado.
Sólo quiero este perfume
de albahaca entre las manos.

 
Ejercicio de comprensión lectora sobre Kasida del Olvido.


Contesta a las siguientes preguntas de la lectura:

1.- ¿Qué cosas le faltan al poeta?
2.- Sabe él lo que le pasa? ¿Con qué verso has averiguado la respuesta?
3.- ¿Cuál de estas palabras expresa mejor el estado de ánimo del poeta? Subráyala-
TRISTE            MELANCÓLICO             DESILUSIONADO
4.- ¿Qué piensas tú que le habrá pasado? ¿Cómo podrías animarlo?
5.- Al poeta solo hay dos asuntos que parecen interesarle. ¿Cuáles son?
6.- ¿Sabes cuántos versos tiene esta kasida?
7.- ¿En cuántas estrofas está dividida?
8.- ¿Cuál es la que te ha gustado más? ¿Por qué?
9.- En poesía, si una palabra termina en vocal y la siguiente palabra empieza en vocal, la sílaba donde esté la primera vocal se une a la sílaba donde esté la segunda formando una sola sílaba. A esto se la llama sinalefa, Ejemplo; para el mundo y sus halagos.
Señala todas las sinalefas que aparezcan en la poesía.
10.- Mide los versos.
11.-  Los versos de arte mayor tienen más de 8 sílabas y los de arte menos hasta ocho. La Kasida del olvido, ¿cómo tiene sus versos, de arte mayor o menor?
12.- ¿Sabes cómo se llaman los poemas octosílabos que riman los versos pares? Si no lo sabes consúltalo.  ¿Es este el caso?
13.- Se llama rima asonante cuando a partir de la sílaba tónica de las últimas palabras de los versos son igual las vocales de estas palabras. Si además de las vocales son también iguales las consonantes, la rima se llama consonante. ¿Cómo es la Kasida del olvido, asonante o consonante?
14.- Resume el poema a tu manera. Intenta explicar con tus palabras lo que siente el poeta.
15.- Crea un dibujo que refleje la idea principal de la poesía.
16.- Memoriza la Kasida del olvido.

 



KASIDA DEL REPIQUE


Veinticuatro campanas
repican altas.
Veinticuatro campanas
dentro del alma.
¡Ay quién lograra
ser de plata y de música
en la Giralda!



Constesta a las siguientes preguntas de la lectura:

1.- ¿Cuántas campanas repican?
2.- ¿Dónde dice el poeta que suenan?
3.- ¿De qué torre serán estas campanas?
4.- ¿De qué querría ser el escritor?
5.- ¿Cuántos versos hay?
6.- ¿Cuántas sílabas tiene cada verso?
7.- ¿Qué verso es el único que no rima con los demás? ¿Cómo lo pondrías tú para que rimara igual que el resto? ¿Por qué crees que el poeta lo ha escrito así?
8.- Haz un resumen de esta poesía con tus palabras.
9.- Realiza un dibujo con lo que te sugiere el poema.
10.- Memoriza esta kasida.
11.- Te propongo un juego:
Cambia estas palabras por otras . Deben tener el mismo número de sílabas y que la  poesía siga teniendo sentido.
Veinticuatro   - música  - altas  -   Giralda   - dentro
12.- Caligrama. Usa las palabras del poema dándole forma de campana.





ROMANCILLO DEL NIÑO DEL BARRIO



Mi primo, Joaquín González,
que era torero en Sevilla,
con faja de seda grana,
camisa de Holanda fina.
Los muslos y el talle estrechos,
esbelto como una espiga,
en el bronce de su cara
lo blanco de la sonrisa.
Tuvo amores con gitanas
y con señoras muy finas,
le llamaban en el barrio
la perdición de las niñas.
Cuando montaba a caballo
se alegraban las marismas.
Al toro por la Alameda
con Joselito y Mejía.
Mi primo, Joaquín González
que sin perder la sonrisa
murió en un pase de pecho
en la Plaza de Sevilla.


Contesta a las siguientes preguntas de la lectura:

1.- ¿Qué parentesco tenía el poeta con el torero?
2.- Copia los versos en que se describa al torero.
3.- ¿Con qué versos podrías demostrar que era atractivo?
4.- ¿Qué otros toreros se nombran en el poema?
5.- ¿Dónde murió y de qué manera?
6.- Si tuvieras que dividir este poema en estrofas, ¿de cuántos versos serían?
7.- Fíjate en la última palabra de todos los versos pares, ¿cuáles son sus dos últimas vocales? ¿Coinciden siempre? ¿Y coinciden las consonantes? ¿Cómo es la rima?
8.- ¿Qué tipo de poema es? Justifícalo.
9.- Busca tres sinalefas.
10.- Resume la poesía a tu manera.
11.- Dibuja una escena del poema:  “el torero, su galanteo con las mujeres, montado a caballo, paseando con Joselito o Mejías, la cogida”.
12.- Realiza un caligrama.




KASIDA DEL ALTO AMOR




En la madrugada,

nadie nos veía.


Toda la noche y el río,

todo el jardín y la sombra.

toda la vida.


En la madrugada,

cuando tú querías...



Contesta a las siguientes preguntas de la lectura:
1.- ¿En qué momento del día se encontraban?
2.- ¿Quién los veía? ¿Por qué?
3.- ¿En dónde estaban?
4.- ¿Por qué crees que se ocultaban?
5.- ¿Quién de los dos decidía cuándo tenían que verse?
6.- ¿Cuántos versos y estrofas hay?
7.- Todos los versos tienen un número de sílabas pares excepto uno. ¿Cuál  es?
8.- ¿Los versos  son de arte mayor? Razona la respuesta.
9.- ¿Qué versos riman?
10.- ¿Sabes lo que es un hiato? Señala 3 palabras con hiato.
11.- Realiza un resumen con la idea principal de este poema amoroso.
12.- Dibuja esta romántica escena amorosa.





KASIDA DE LA ALBAHACA




Contesta a las siguientes preguntas de la lectura:
1.- Busca en el diccionaro el significado de estas palabras. Escribe una oración con cada una de ellas:  MORBIDEZ,  DELIRIO,  TRANSMINAR y CAUCES.
2.- ¿Qué o quién es la protagonista de esta kasida?
3.- ¿En qué estación del año está escrita? ¿Por qué?
4.- ¿En qué sitio de la casa tiene lugar la poesía?
5.- ¿Qué es lo que acarician las manos del escrito?
6.- ¿Cómo están las hojas?
7.- Explica el significado de los versos 6 y 7.

8.- La exclamación  ¡Qué delicias!, ¿ a qué se refiere?
9.- ¿Por qué cuando cierra los ojos le vienen recuerdos de jardines?
10.- ¿Cuántos versos hay? ¿Y estrofas?
11.- Mide los versos. Señala 5 palabras con diptonbgos. Señala 3 sinalefas.
12.- Enumera todos los versos que rimen entre sí.
13.- ¿La rima es asonante?
14.- ¿Cómo se llama este poema?
15.- Haz un resumen de la Kasida de la albahaca.
16.- Juego.
Sin que cambie el sentido de la poesía, sustituye las palabras siguientes por otras.             
Siesta, frescura, tallos, verde, embriaga, cauces, ciervo  y brota.
17.- Dibuja un patio fresco con macetas de albahaca y alguien aspirando el aroma de esta planta.



Patio lejano
En el fondo de mi vida
hay un blanco, blanco patio,
patio de una casa grande
por el que ruedan mis años.

¿Qué fue de aquella señora
todas de encajes y lazos
que en la calma de la siesta
mimaba plantas y pájaros?

-Chorro de agua. Gorgoritos.
Copo amarillo volando,
el viento inflaba los toldos,
como la vela de un barco.

¿Y el retablo del abuelo
con su cortejo malayo
en estancias filipinas
todos en pie y él sentado?

El sol, a las cinco y media,
doblaba en sombra los arcos
y las columnas lucían
venas grises en el mármol.
El hormiguero en el mismo
rincón de todos los años.
Y aquel silencio de nieve
Las flores están penando,
Lo dicen las madreselvas,
las quencias y los geranios,
y desmayada de sombra
la albahaca delirando…
¡Que corran la vela oscura!
¡Que la tarde está bailando
con la brisa de la orilla
y la marea de los campos!

A las seis, doña Natalia
vestida de negro raso.
-¡Ay mi pobre maridito!
¡Hoy hace veintidós años!
Y tiembla entre los suspiros
su pelucón enrizado.
-Pepa ha tenido otro niño…
El patio de blanco, blanco
cuaja en la tarde caliente
todo el añil del ocaso.
Ya no hay nadie. La oración,
la geometría de los arcos,
el alma de los silencios 
y hacia el patio ensimismado,
el eco de las campanas
baja trémulo, temblando.

(del libro Kasida del olvido)

Contesta a las siguientes preguntas:
1.- Busca el significado en el diccionario y ordena alfabéticamente estas palabras: gorgoritos, copo, malayo, madreselva, quencia, añil, ocaso y trémulo.
2.- ¿Qué hacía aquella señora durante la siesta?
3.- ¿Qué se inflaba como la vela de un barco?
4.- ¿Se trata de un patio pobre o rico? ¿Con qué dos versos puedes demostrarlo?
5.- ¿Qué cuatro plantas se mencionan en este poema?
6.- ¿De quién era el marido que murió hacía 22 años?
7.- Mide los versos.
8.- ¿Cómo riman?
9.- ¿Es un romance? ¿Por qué?
10.- ¿La rima es consonante?
11.- ¿Qué ocurre cuando la palabra final de un verso es esdrújula? ¿Y cuando es llana? ¿Y cuando es aguda? Escribe un verso para cada uno de estos tres casos.
12.- Resume el poema Patio lejano.
13.- Dramatiza el poema    Lugar: Patio
-Poeta.
-Dama con encajes y lazos.
-Fuente.
-Vela (toldo)
-Doña Natalia.





El país
Subíamos a la torre de la iglesia. Era una de nuestras mayores aventuras. Al final de la nave del Sagrario, tras el coro, había una capilla oscura, por uno de cuyos rincones colgaban, llenas de nudos y deshilachadas, dos gruesas sogas que se perdían en el techo. Servían para maniobrar las campanas desde abajo, en los toques más usuales: el «Ave María» al amanecer; cuando alzaban en la misa mayor; el «Ángeles»; las «Vísperas»; las «Animas» al ocaso, y la «Que­da», ya entrada la noche. Allí estaban también, tétricos en su negrura de madera pintada, los ciriales y utensilios del servicio  de difuntos. La escalerilla angosta y de peldaños muy gastados, llegaba primeramente hasta el órgano. Siempre probábamos nuestras fuerzas en la sobadísima palanca del fuelle; y éste , en el interior, producía un ruido de respiración monstruosa, como un inmenso animal dormido que gruñera porque lo despertasen.
Continuaba estrechándose la escalerilla hasta el otro piso en el que había una puerta derrengada: era la entrada a los techos de la iglesia. Desde allí, el templo parecía mucho más grande. Se veía una nave de vigas bajísimas, todo lleno de polvo viejo y bosques de telarañas. A veces, un rayo de sol que entraba por algún ventano, iluminaba en espadazo obli­cuo el cuerpo de tanta penumbra colgante. Aquella zona te­nía sus ruidos característicos. En un seco silencio hondo oíanse píos y cloqueos de pajarucos invisibles, el crujido de las made­ras resecas, el terco traqueteo de algún postiguillo ignorado.
Y, por fin, llegábamos al cuerpo de campanas. ¡Qué júbilo siempre renovado! La visión del cielo y de la luz nos producía sofoco, como un mareo agradabilísimo y extenuan­te que nos obligaba a respaldarnos contra los muros. Y el viento se oía constantemente en las campanas, a las que arran­caba tonos con su fino roce, memoria queda, suavísima, del gran sonido en los volteos.
Todo nos sobrecogía: la blancura rectangular del pue­blo apretado bajo nuestros pies; el vuelo tan próximo de los pájaros; la profundidad de los horizontes. Oíamos con una extraña precisión las voces y ruidos más lejanos : las aves en los corralillos, los cerdos por los fangales; los niños en sus juegos por las barreduelas; esas voces aisladas en el campo... El aspecto del país variaba notablemente según la cara de la torre a que nos asomábamos. Hacia Sevilla eran campos de haciendas y olivares, caseríos de plata resumidos por un torreón solitario en horizonte de aceitunas; hacia el sur, las torres de Utrera con el comienzo de los cabezos de la Jarra y las serranías de Morón que se encrespaban, pasado el pico de Cote, para formar el calado de nubes de Zahara, Grazalema, Gibalbín. El otro medio círculo del horizonte lo cerraba la inmensa marisma sin límites, llena de leguas, misterios y ríos invisibles. Detrás de la marisma estaba el mar: lo presentía­mos en la transparencia del aire.
Subíamos de niños a la torre. Cuando bajábamos, nos creíamos más hombres y permanecíamos mucho tiempo si­lenciosos.
A.- Comprensión
1.-¿Qué mecanismo utilizaban para tocar las campanas?
2.- ¿Cuáles eran los toques más frecuentes?
3.- ¿Cómo era la escalera? ¿Y los escalones?
4.- ¿Qué le sorprende y llama la atención en el cuerpo de campanas?
5.- ¿Qué sensación tenía cuando bajaba?
B.- Estructura
6.- Fíjate en los verbos. ¿En qué tiempo están?
7.- Busca y escribe en tu cuaderno dos comparaciones?
C.- Conclusión
8.- Resume brevemente el contenido del texto.
9.- En el párrafo “El aspecto del país… transparencia del aire”, hay algún hecho que no concuerda con la realidad.  ¿Sabes cuál es?
10.- Dibuja la escena más significativa de esta lectura.







A un amigo muerto


He subido las calles de Granada
para buscar tu voz y tu gemido
y en la fría soledad ya  voy perdido
por muro blanco y tarde desolada,
mudo el rumor del monte y la llamada,
sin flores ni canción, sin luz, tu nido.
Busco jardines altos que has vivido
y solo encuentro pena soterrada.
¿Y aquel caudal de vida, aquel potente
ritmo de voz humana poderoso
hecho yema del mundo y luces bellas?
Ya no te ve Granada ni te siente,
tu sangre es caño de agua silencioso,
tu luz y tu temblor de las estrellas.

(del libro Canción del amate andaluz)

Cuestionario:
1.- Indica si los versos son de arte mayor o menor.
2.- ¿Cómo es la rima, asonante o consonante?
3.- ¿Qué clase de estrofa o poesía será A un amigo muerto?
4.- Explico el significado de la poesía con mis palabras.
5.- ¿Quién es el escritor?
6.- ¿De qué otra persona escribe?
7.- ¿Qué le pasó a este amigo?
8.- ¿De qué ciudad se habla en el soneto?
9.- ¿Para qué ha ido el autor a Granada?
10.- ¿Qué iba buscando?
11.- ¿Qué es lo que allí encuentra?
12.- ¿A qué se refiere el poeta con el vocablo “nido”?
13.- Escribe los versos donde se diga que Fderido era un ser especial.
14.- Explica el significado del último terceto.




El tiempo de los moros

El tiempo de los moros
Eso es del tiempo de los moros...», dice con alguna frecuencia la gente del pueblo. Y la imaginación se escapa confusamente a un mundo de sangre en degüellos, blancos albornoces, preciosos caballos, harenes y guerreras escaramuzas.
En la capilla del Rosario, en la iglesia, había una losa de mármol de color distinto a las del resto del pavimento. Cubría, según la creencia popular, un pasadizo que comuni­caba subterráneamente con el Castillo. Por allí venía a misa la Reina Mora. ¡Cuántas veces nos quitó la devoción el pen­sar en los peligros del tránsito de la bellísima Reina Mora por tan oscuro camino! Nadie ha destapado nunca aquel escon­drijo ni ha intentado ver si existe tan escondida vía. El ro­mance continúa aún temblando bajo nuestras pisadas.
Las grandes piedras que sirven de acera ante la casa de Doña Fausta también se dice en el pueblo que son del tiempo de los moros. Son unas descomunales losas de color grisáceo, con finas venas marmóreas de imprecisos colores. Era uno de nuestros placeres infantiles: cuando llovía o hacía humedad, se avivaban con sorprendente pureza aquellas recatadas tona­lidades azules, verdes, rosáceas.
«El tiempo de los moros...» En casa de Don Miguel el médico había un grabado que mirábamos con mucho temor y recelo, como todas las cosas del médico, pues tenía fama de hombre pecador. Hasta vivía con una mujer y era soltero... En aquella estampa aparecía un sultán de la Persia, tendido en amplísimo diván, dulcemente abanicado por unos negri­tos de felinos ojirris. Un grupo de odaliscas de robustas cade­ras bailaban ante el Sultán. El cabello larguísimo ocultaba discretamente gracias y primores. Por la ventana del muro labrado con finura de confitería, columbrábase la arena in­mensa del desierto, y tres solitarias palmeras desmayadas de sol y lejanía.


A.- Comprensión:
1.- ¿E qué piensa la gente del pueblo cuando se emplea la frase “Eso es del tiempo de los moros”?
2.- ¿Qué había en la capilla del Rosario?
3.- ¿Qué pensaba la gente del pueblo que era?
4.- ¿Crees tú que una reina mora iría a misa?
5.- ¿Qué había en la casa de doña Fausta?
6.- ¿En la casa de don Miguel qué le hacía recordar a los moros?
B.- Estructura
7.- En  El tiempo de los moros hay una presentación y tres partes. Señala dónde empieza y dónde termina cada una de estas cuatro partes
8.- Joaquín Romero Murube emplea frecuentemente los adjetivos. Localiza 10 adjetivos en el texto.
9.- ¿Qué opinas de la leyenda del pasadizo?
10.- El escritor no tiene mucha confianza en el médico. Escribe una frase que justifique esta afirmación.
C.- Conclusión.
11.- Vuelve a leer el texto y resúmelo.
12.- Representa mediante un dibujo esta lectura. Puedes hacerlo de la totalidad o de una escena.
13.- Redacta un texto de una leyenda que te inventes basada en lo que acabas de leer.






Don Pedro I de Castilla

Salir al mundo para ver la vida
latiendo, pura, en boca deseada,
feliz en el temblor de una mirada,
o ardiente en el abrazo que convida
A olvidar la jornada dolorida
por tanta amarga ingratitud hallada…
(El Alcázar ya duerme en la callada
soledad de luceros protegida.
Siesta de fuego y lubricán pasaron.
En el jardín, ya sueño de mastines,
estrellas por las flores se cambiaron
y en fuentes desdibujan sus confines.
Los goznes de una reja rechinaron.
y al paso de una sombra caen jazmines.)
(De Canción del amante andaluz)

A.- Comprensión
1.- Busca en el diccionario el significado de estas palabras y escribe una oración con cada una de ellas:  convidar, ingratitud, lubricán, confines y goznes.
2.- ¿Quién es el protagonista de esta poesía?
3.- ¿Qué escenario o lugar tiene de forndo el poema?
4.- ¿Conoces algo de la vida de Pedro I?  Busca información.
B.- Estructura
5.- Si tuvieras que dividir el poema, ¿en cuántas partes lo harías? Explica por qué.
6.- Mide todos los versos.  ¿Son de arte mayor o menor?
7.- Fíjate en la rima. ¿Qué versos riman entre sí.  ¿Es asonante o consonante?
C.- Conclusión.
8.- Escribe en el cuaderno todas la palabras que creas más importantes de cada una de las partes en que has dividido la poesía.
9.- Resume brevemente el poema.
10.- Realiza un dibujo de cómo te imaginas a D. Pedro.
11.- ¿Eres capaz de memorizar la poesía?
 



La casa de Dios
Había en el pueblo una iglesia grande, la parroquia, y  dos capillitas en los barrios. La iglesia mayor estaba bajo la tutela de la Virgen de las Nieves. Y cuando la familia de los Murubes fue rica y acaudalada, hi­cieron mucho por la suntuosidad y enriquecimiento de aquel templo. Muy modesta, por el contrario, con su techo a dos aguas como una bodega, era la capilla de la Aurora; así como la de los Remedios, al fondo de la calle Real, lindera con los campos y caminos de pencales.
La Parroquia tenía tres naves abovedadas, sostenidas por grupos de columnas de mármol. Por la bóveda central más alta, corrían unos ventanos con cristales de colores. Siem­pre colgaban las telarañas. Mientras los sermones y las misas, cuando niños, seguíamos el paso de la luz vestida de colores -azul, amarillo pálido, verde, morado-, que entraba por aquellos huecos. El sol bajaba a veces, hasta la oscuridad de alguna capilla y se veía temblar en la sombra un polvillo de oro vivo.
También de mármol era toda la solería. Qué fría en invierno; qué agradable, llena de relumbres y brillos de pa­tios, cuando la novena de la Patrona, en el terrible agosto.
En la capilla de las Ánimas, el fuego del purgatorio, con hombres y mujeres casi desnudos entre las espesas lla­mas, y un bosque de brazos clamantes hacia la altura. Pero el Cristo más milagroso estaba en la capilla del Bautismo. Era un Crucificado violento, renegrido, grande, adornado con cabellos naturales. El dosel granate que lo defendía de la hu­medad amarillenta del muro, aparecía cuajado de «milagros» de latón suspendidos en moñas de sedas muy ajadas.
El Mes de María se celebraba en la capilla de la Auro­ra. Las azucenas, las magarzas y los lirios en el altar olían hasta trastornar el sentido. Las niñas, vestidas con velos blan­cos, decían «su verso» a la mitad del oficio religioso, cuando acababan justamente los misterios del Rosario. Era el mo­mento más emocionante. En una mano el ramo de flores; el otro brazo libre, dirigido en patética mímica descompasada, según lección de Doña Sebastiana, la maestra. Una tarde, Angelita Fernández, que era rubia y larguirucha como una espiga precoz, dijo «un verso» tan largo y tan espiritual, que ya no pudo del todo, y se desmayó y rodó por los escalones del presbiterio, pálida, envuelta en sus flores y túnica blanca, como muerta... Tuvieron que recogerla el cura y algunas mujeres. Estaba rígida y traspuesta. Luego, durante la leta­nía, se la oía llorar fuerte e incontenible, dentro, en las habi­taciones del sacristán. Todos los asistentes salieron de la capi­lla aquella tarde con un nudo en la garganta. No se habló de otra cosa en todas las casas. Angelita vivía con una madrastra muy joven y guapetona, y de la que en el pueblo se hablaban muchas cosas...
Los Remedios era casi capilla rural. Entre los latines del cura, irrumpía a veces con inocente irrespetuosidad el gruñido de algún cerdo de los corralillos cercanos, o el airón gozoso de un relincho marismeño. Iban allí gentes sencillas de los campos y mujeres arrebujadas y oscuras en su mantón o la toquilla. En el porche, al entrar, nadie se detenía ni saludaba. Luego, al salir, los hombres echaban tabaco y todos se decían con voz recia:
-Buenos días nos dé Dios.
Y hablaban de los mulos, de la granazón de las semen­teras o del precio de los piensos.
La iglesia mayor tenía cuatro campanas. La capilla de la Aurora, una esquila humilde de tono cascado y trémulo, como la voz de Angelita Fernández. La campana de los Re­medios se oía más desde el campo que por las calles del pue­b1o.



La casa de Dios
A.- Comprensión.
1.- ¿Cuántas parroquias y capillas había en el pueblo? Escribe sus nombres.
2.- ¿Qué diferencia hay entre una parroquia y una capilla?
3.- ¿Dónde se celebraba el mes de María?
4.- ¿De qué hablaban los hombres cuando salían de misa de los Remedios?
B.- Estructura.
5.- Divide el texto en cinco partes.
I.            Presentación.
II.           Parroquia.
III.          Capilla de la Aurora.
IV.          Capilla de Los Remedios.
V.           Final.
C.- Conclusión
7.- Resume con tus palabras el contenido de este texto.
8.-Fíjate en el siguiente párrafo y en especial en lo subrayado:
“Mientras los sermones y las misas, cuando niños, seguíamos el paso de la luz vestida de colores –azul, amarillo pálido, verde, morado- que entraba por aquellos huecos.”
¿Sabes cómo se llama el recurso estilístico de atribuir cualidades o capacidades humanas en este caso a la luz?
9.- Dibuja alguna de las capillas o la parroquia.



Don Anselmo
Don Anselmo parecía un cohete quemado. Alto, delgadísimo, como de nervios y alambres, y siem­pre vestido de negro; calzón alto entallado, recios botos de cuero, y chaquetilla corta. Nunca vistió otro traje, ni aun para ir de ceremonias o quehaceres a Sevilla. La única concesión que hacía en la indumentaria al dulce protocolo de la intimidad, era desprenderse de las espuelas. Cuando llega­ba al corral y se apeaba del caballo, corría un criado hacia él, y , de hinojo, con respetuosa velocidad, le descalzaba de los plateados apéndices castigadores. Renegrido de soles y solanos, agitanado de tez, más que persona parecía sólo la sombra de su cuerpo.  
¿Cuántos cortijos tenía Don Anselmo? La imagina­ción popular aumentaba hasta lo imposible los caudales del  hacendado. Pero sí eran muchos. Labraba «El Trobal», «Maribáñez», «El Salado», « Cabrejas», « Cabrejillas», «Suer­te Lozana», «Muapelos»... A más de «La Capitana», « El Letrado», «El Molinillo» y otras huertas, predios y olivares, bien de su absoluta propiedad, bien por encargo de una pa­rienta, Doña María, que vivía siempre en Madrid. Todas estas fincas y cortijos, en unión de las de sus allegados, Don Felipe y Don Joaquín, constituían casi un estado dentro de la baja Andalucía. La vista no alcanzaba lindes ni contornos. Desde las marismas, hasta Utrera; y faldeando los montes, hasta Gibalbín... Cuando los años venían bien, los carros, bueyes y carretas despanzurraban los caminos con el peso de tanto grano y abundancia...
A Don Anselmo se le veía poco por el pueblo. En las horas de más calor, cuando el verano -luto sobre la cal blanca de las aceras-, iba siempre con negra prisa angustiada como a un quehacer misterioso e irrevocable... Eran las mujeres. Porque si las tierras y manchones de Don Anselmo eran difí­cilmente enumerables por su copiosidad, lo que ya no admi­tía posibilidad de cuentas eran sus hijos, amores y aventuras. ...Lo decían los hombres en las tabernas, con cierto dejo de admiración y de envidia: «Don Anselmo es caballo de buena boca. No se le va una viva...» Señoronas de la corte; faranduleras de los escenarios veraniegos; comprometidas de Sevilla que pernoctaban fugazmente en algunos caseríos de fincas a trasmano; mozas de servir lugareñas; huertanas o cortijeras; fuertes gitanazas errantes, más bellas aún por la aventura de su camino que por el negror de los ojos o el desgaire casi equino de las altas, bellas caderas, hechas a los caminos y las breñas...
Don Anselmo tenía en el pueblo un casino para él sólo. Allí no iban más que sus amigos y los contertulios que él invitaba. Todo pagado siempre. El vino llegaba en barrilillos especiales de dos arrobas, enviados expresamente por los co­secheros amigos, de Jerez o de Sanlúcar de Barrameda. Se hablaba sólo de toros, de campos  y de mujeres.
Un día hubo una apuesta. ¿Quién, tendido en el suelo boca arriba, junto a un almiar de más de quince metros de altura, revoleaba una piedra por encima, y la hacía pasar al otro lado del cerro de paja?
Don Anselmo, con más de setenta años, fue el único que tuvo arrestos para elevar la pesada guija por encima del alto lomo de pasto. Esta muestra de su brío, y el haber tenido un hijo, últimamente, de la viuda del teniente de los carabi­neros del término, «la Tenienta», acabaron de dar a Don Anselmo una aureola casi mitológica. Mitología menor de marisma, opulencia y hombría.
En el casinillo siempre se sentaba en el mismo sillón lebrijano. Cuando iba por la calle, la gente, desde muy lejos, se apartaba y le dejaba libre la acera.


A) COMPRENSIÓN
1. ¿Cómo era don Anselmo? Emplea sólo adjetivos.
2. ¿Qué cortijos o haciendas de su propiedad conoces o sabes
dónde están?
3. ¿Con qué frase demostrarías que don Anselmo era un
mujeriego?
4. ¿Qué opinas del carácter de don Anselmo? ¿Qué te gusta de él?
¿Qué es lo que no te agrada de su persona?
5. ¿De qué solían hablar en su casino?
B) ESTRUCTURA
6. Escribe dos frases que sean descriptivas sobre la figura de don
Anselmo.
7. ¿En el texto qué crees que predomina, la descripción o la
narración?
8. Desde tu punto de vista, ¿crees que el escritor alaba la hombría y
la riqueza de don Anselmo o la censura?
9. ¿La gente le admiraba o le temía?
10. Localiza todos los adverbios que puedas hasta los puntos
suspensivos.
C) CONCLUSIÓN
11. Resume el texto con tus palabras.
12. Dibuja una de estas escenas: la del criado quitándole las

espuelas, la del casino o la del pajar.


MARINA CARO

¡Otro aspecto del misterio, de lo inexplicable, de la amargura de vivir! ¡Marina Caro!
Marina Caro era la guapa del pueblo. Reunía junto a la pureza de las facciones -ojos grandes, labios de fino y fuerte dibujo, cabello leonado-, esa esbelta suntuosidad de la figura que emparenta algunas manifestaciones raciales andaluzas con los modelos de la antigüedad clásica. Parecía una diosa. Cuando en su casa andaba de trapillo, desceñida y con el pelo suelto, recordaba también -más enjuta- a las odaliscas que bailaban en el grabado de Don Miguel el médico.
¿Por qué nos daba miedo – y lo buscábamos con ansia en cada instante- encontrar a Marina Caro? Era mayor que nosotros. La veíamos ir y venir por la calle, por la plaza, cogida del brazo de otras amigas, pero siempre en un extremo de la fila, porque los hombres se acercaban al grupo por hablar sólo con ella... Todas sus compañeras quedaban un poco os­curecidas por la belleza de Marina Caro; y el homenaje de piropos y admiraciones que provocaba el paso y la presencia de la amiga, se lo repartían entre todas las del grupo, consolándose así de una indiferencia que hubiera sido insostenible al no ir acompañada por la gracia de Marina.
La vida era bella con sólo mirar aquella muchacha. Hay perfecciones que logran tal fuerza de encantamiento por sí mismas, que excluyen como inútil toda ayuda o colabora­ción ajena. Así Marina Caro. La vida adquiría toda su pleni­tud y su gloria ajustándose estrictamente a aquella esbeltez ágil y armoniosa, a aquella risa inmotivada, a aquellas ondas de cabellos rebeldes sostenidos en gracioso desorden por el ritmo del paso al andar y los envites suaves de la brisa.
Sí, la vida era bella y amarga. Porque cuando ya había pasado por la calle Marina Caro, cuando a la tarde se alejaba con sus novios por las luces dudosas del crepúsculo, surgía la palpable e inmediata sensación de que el pueblo se quedaba vacío, de que lo mejor de nosotros era la tristeza por recordar aquel mundo concreto y exclusivo de Marina Caro: sus piernas, su cintura, el tono de su voz, sus pechos sucintos, sus ojos cuando tornaba la mirada sin mover el rostro y cambiaba las luces del día, de la tarde o de la noche según la gloria de su naturalísimo capricho... Entonces nuestra soledad alcanzaba un trasfondo amargo, una certeza inmediata y hostil de que todo cuanto nos rodeaba era inexpresivo e hiriente. El mun­do, la alegría, el gozo de vivir era sólo la presencia, los ojos, el calor y la vida de Marina Caro.

A) COMPRENSIÓN
1. ¿Qué personajes intervienen en el texto?
2. En la lectura hay dos párrafos en los que se describe a Marina Caro.
Cópialos.
3. Ordena alfabéticamente estas palabras: facciones, esbelta,
suntuosidad, odaliscas, crepúsculo y sucinto. Busca en el diccionario
el significado de las que no conozcas y construye una frase con cada
una de ellas.
4. Busca dos frases donde se aprecie que el escritor estaba enamorado
de Marina.
B) ESTRUCTURA
5. ¿En qué lugar se desarrolla esta lectura?
6. Enumera todos los personajes que aparecen.
7. ¿Cuál es la problemática que se plantea en la lectura?
8. Fíjate en esta frase:
“…sus ojos cuando tornaba la mirada sin mover el rostro y
cambiaban las luces del día, de la tarde o de la noche según la gloria
de su naturalísimo capricho”.
Explícala tú con otras palabras y di qué recurso estilístico ha
empleado Joaquín Romero Murube.
9. Localiza un fragmento donde el escritor se siente abatido por causa
de la mujer a la que ama.
C) CONCLUSIÓN
10. Resume el texto en unas pocas líneas.
11. Dibuja la escena de cuando Marina Caro iba por la Plaza con las
amigas.
12. ¿Cómo ves tú a Marina? ¿Qué cualidad positiva destacarías en ella?

Los caballos
El   yegüerizo nos llevaba algunos días a los cerrados de la marisma. Avanzábamos tanto por la inmensa llanura que hasta se perdía de vista el pueblo, el mirador de mi casa e incluso la alta torre de la iglesia. Enton­ces estábamos ya como en un país lejano y remoto. Por allí los terrenos llanos se ondulaban suavísimamente. Aparecían en las mañanas de abril y mayo revestidos por el color de las florecillas silvestres, en tal profusión, que desaparecía la tie­rra, y el enorme suelo era todo de margaritas blancas, de azules lirios olorosos, de florecillas rojas o amarillas cuyos nombres desconocíamos. ¿Cuántas? Toda la tierra era flor, mar de colores.
A mediodía, el sol intenso recalentaba la mullida ex­tensión y subía un vaho dulce y densísimo que se adhería a la ropa, a las manos, a la cara. La brisa fingía oleajes en el perfumado colorido. Por los cerrados, los potros, las yeguas, los caballos pacían flores. Miraban, -el fino cuello erguido­ - atalayando algo en el aire, que los hombres no podíamos ver en la inmensidad. Corrían, piafaban, galopaban con las crines gozosamente sueltas. Las pisadas de los galopes resonaban dobladas en eco contra el tambor de la distancia. El relumbre del sol en los cuellos, en las ancas fuertes y ágiles, destellaba puro. Y a veces un relincho largo, lleno de trémolos y de vida, retemblaba en la vasta inmensidad, y parecía que la marisma se angustiase por el deseo imperioso de un dios enamorado, casi celeste.

A) COMPRENSIÓN
1. ¿Quiénes son los protagonistas de esta lectura?
2. ¿Qué otros elementos se describen en el texto?
3. Busca en el diccionario las siguientes palabras y luego las ordena alfabéticamente: mullida, vaho, pacían, erguido, atalayando, piafaban, ancas y trémolos.
4. ¿En qué lugar se desarrolla la lectura?
5. ¿A qué momentos del día hace referencia el escritor?
B) ESTRUCTURA
6. Localiza un fragmento narrativo y otro descriptivo.
7. Analiza sintácticamente la oración: “la brisa fingía oleajes en el perfumado colorido”.
8. ¿Cuál de los dos elementos, marisma o caballo, crees que tiene más importancia en el texto?
C) CONCLUSIÓN
9. Sintetiza en unas líneas el contenido de la lectura.
10. El texto te ofrece la posibilidad de dibujar una preciosa escena.
Consíguelo.
11. Recuerda: Los determinantes preceden y acompañan a los sustantivos, los pronombres los sustituyen:
. Escribe tres oraciones con determinantes y vuelve a escribir esas mismas oraciones sustituyendo el determinante y el sustantivo por el pronombre.

La oración
Al sol puesto tomaba nuestra casa un aspecto singular, porque volvían los trabajadores del campo. Entraban por la cancela del postigo, entre chirigotas, canturreo por lo bajo y gritos a las bestias que con la querencia de las cuadras se desmandaban retozonas. Fernando el manigero era el que gobernaba por aquellos domi­nios en que la casa confluía directamente con el trajín y la briega campesina.
-Mañana hay que llevar esa mula al herrador.
-Tú, no te vayas sin ver a la señora Modesta...

-Niño, que no se rejunte el ganado en las pilas...
Joselito el de la huerta sacaba de los serones de su caballería los canastos de fruta y las cestas de las flores. Cuan­do las criadas las llevaban hacia la casa, iban dejando tras de sí una estela de aromas purísimos, mezclados a la frescura de los parrones verdes o pámpanos de higueras con que cubrían el emboque de las canastas... Ciruelas, manzanas, uvas, mem­brillos. Cada estación su olor y gusto bien distintos.
El mulero llegaba de los cerrados de la marisma. Siem­pre se traía a dormir las crías a las cuadras «porque daba pena dejarlas al raso, tan tiernas».
Antoñillo el de las cabras, «Palitos» el yegüerizo, los porqueros de «la estacá larga», Frasco el del manchón y su hijo José, el cochero, criado tan dentro de la casa que parecía un sobrino más de Doña Modesta... Todos daban la novedad y ocurrencia de la labor a Fernando el manigero, el cual les repartía el pan y el aceite para la próxima jornada.
Por octubre, «el melero», un castellano seco y angulo­so que vivía solo todo el año allá en el cortijo más alejado de la marisma, llegaba para castrar las colmenas, hacer el arrope y el dulce de vendimia. No sabíamos ni el nombre de aquel legendario individuo, aislado siempre en la soledad de su ho­rizonte infinito, y cuyas palabras, las pocas que pronuncia­ba, eran tan distintas en todo de las que decían los demás trabajadores. Se encerraba con los lebrillos en la despensa grande y parecía en su soledad laboriosa el claro fantasma de la cera y la dulzura. Las abejitas ponían un zumbido de oro por el sol de los ventanales. Una tarde lo encontraron muerto de varios días en el cortijo distante. Lo trajeron en una carre­ta. No se le conocía familia ni allegados.
-Yo creo que era de Soto, en Soria... -dijo Doña Mo­desta, pensativa, al comentar la noticia con el manigero.
Todo aquel mundo bullicioso de la tornada del campo, tenía un momento de reposo y profundidad, cuando sonaban las campanas en la torre:
-¡La Oración! -decía Doña Modesta en voz muy alta para que lo oyesen todos.
Quedaban momentáneamente paralizadas las faenas, los hombres se descubrían parsimoniosamente, y todos escuchaban, entre el rudo pisar de las caballerías que seguían andando solas hacia la pila del agua, la voz temblorosa de la dueña:
-El Ángel del Señor anunció a María y concibió por obra del Espíritu Santo; Dios te salve, María...
El porquerillo de la estacada larga no sabía rezar y escondía el rostro fingiendo que buscaba en el zurrón las pleitas de hacer tomiza.


Contesta:
A) COMPRENSIÓN
1. ¿En qué momento del día tienen lugar los hechos que se relatan?
2. ¿Qué personaje dirige casi todas las labores?
3. ¿Quién era el manijero?
4. Explica cuáles son las funciones de: un manijero, un herrador, un
mulero, un yegüerizo, un melero y un porquero.
5. Infórmate sobre qué es la querencia, qué son los pámpanos, el
arrope, las pleitas y las tomizas.
B) ESTRUCTURA
6. Escribe el nombre de los personajes principales de esta lectura.
7. Enumera también todos los personajes secundarios.
8. El escritor combina la narración con la descripción. Localiza y copia
un fragmento narrativo y otro descriptivo.
9. Comenta el último párrafo.
C) CONCLUSIÓN
10. Expón con pocas palabras la idea principal de la lectura.
11. Dibuja una escena de este texto.
12. Escribe todas las preposiciones distintas que ha usado el escritor en
este capítulo.

El Refino
Asomarnos al Refino era como hacer un viaje. Qué  griterío en el mostrador, qué cambalache de dineros, qué de hombres y mujeres rebujados, pidiendo, preguntando, cuestionando, tan espeso y vivo todo que parecía que aquello no era el pueblo, sino Se­villa... Sí; estar un rato en el Refino era como participar en una aventura deliciosa.
Primero había el mundo impalpable de los olores. Jun­to a la puerta de entrada, la barrica de los arenques. Apare­cían ordenados como la esfera de un gran reloj de Escocia, en oro y plata, cubiertos por una gasa poco limpia para que no los picasen las moscas. Olía a rincón de puerto podrido. Poco más adentro, las vasijas del carburo que asfixiaban los pulmo­nes si lo olíamos de cerca. Del techo pendía otro olor peculiarísimo: el de las tripas secas para los embutidos en las matanzas invernales. Sobre el mostrador, la guillotina angulosa de cortar el bacalao. Ypor cajoncillos, tacas y estanterías toda la sinfonía aguda y recoleta de los aliños y especias: matalahúva, orégano, clavo, estoraque, alcanfor...
La ferretería formaba un techo de pulidos latones en almohazas, cubos, escardillos, rejas, palas, almocafres, y multitud de adminículos y artefactos cuyo uso y empleo ig­norábamos.
Sección de tejidos: la holanda fina para los casorios. El «grano de oro» en la ropa blanca. Panas, crudillos, percales, lazos de seda, mantones, toquillas. Oír rasgar una pieza de tela blanca producía escalofríos: volaba -como en el arranque hacia el vuelo de una paloma invisible- un polvillo blanco sobre la madera del mostrador y la vara de medir.
Envolver algo en papel de estraza, con rapidez ajusta­da y perfecta, requería una maestría singular: el ángulo del último doblez, tras una vuelta rápida en el aire de todo el paquetillo, se ocultaba como el pico de un pájaro en las aber­turas de los pliegues anteriores. Y la frágil envoltura adquiría una calidad de cofrecillo vivo, de algo que respiraba un poco, porque el papel crujía al esponjarse, como protestando contra la forzada hechura.
Los colores tenían su mundo luminoso: ocres de tie­rras bravías, verdes fluviales y jardineros, grises de nubes nór­dicas.
          ¿Qué cosa no podría adquirirse en el Refino? Todo. Igual una máquina para segar, que la mortaja para un muer­to, o que el Mediterráneo azul en quince céntimos de añil. Íbamos al Refino a vivir caprichos, necesidades, angustias y alegrías humanas. Íbamos a soñar países y cielos lejanos. Al­gunos no comprendían esto. Y hasta nos llamaban tonto los sabios de la botica...


A) COMPRENSIÓN
1. ¿Qué olores destacaban en el refino?
2. Explica el significado de estas expresiones:
. “Holanda fina para los casorios” e “íbamos a soñar países,
cielos lejanos”.
3. ¿Con qué tipo de tienda actual compararías “el refino”?
4. ¿Qué colores te llaman la atención? ¿Es habitual nombrar los
colores de esa manera? ¿Por qué crees que lo hace el escritor?
B) ESTRUCTURA
5. ¿Qué predomina la narración o la descripción? Escribe una
oración que represente a cada una de estas formas de expresión
escrita.
6. Esta lectura podemos dividirla en tres partes: presentación,
parte principal y conclusión. Señala el inicio y el final de cada una
de estas partes.
7. Copia las tres frases que más te hayan gustado.
C) CONCLUSIÓN
8. Localiza los adverbios y las conjunciones usados en la lectura.
9. Haz un resumen del texto.
10. Dibuja una escena del refino.
11. Escribe la frase que te haya parecido más hermosa, con más
belleza o que más te haya impactado.


Katia

Mi primer amor fue una cabra bellísima que se llamaba “Katia”. Ruego para ella y para toda esta tiernísima aventura, la más respetuosa consideración y el más cálido afecto.
Como nuestra familia era gente rica de campo, con haciendas, viñas y cortijos, la casa estaba acondicionada para las necesidades de la labor… y de ahí los muchos patios, corrales, cuadras y graneros que la formaban. Y allí convivían separados de los señores por patios y jardinillos, muchos animales que servían en las labores agrícolas, y otros de recreación y curiosidad que nos traían de las marismas y cortijadas los manijeros y los yegüerizos. Y así hubo momentos en que, aparte de los mulos, caballos, yeguas, rucios, burrillos morunos para el acarreo del agua, perros, vacas y bueyes, que manejaban los criados para sus trabajos y labores, nosotros, la grey infantil, teníamos cigüeñas, palomos, patos reales, collaretas, flamencos, erizos, conejos, cuines de Indias, más toda la fauna volátil menor en jaulas y rincones alambrados, tales como chamarices, tordos, mirlos, canarios, gorriones, tórtolas, jilgueros y otros muchos más cuyos nombres nos eran desconocidos. Temporada hubo en que por los dormitorios de mis hermanos gruñía un cochinillo jabalí destetado con biberones, y otra, en que amarrados a las argollas de los toldos del patio, relucían los ojos circulares y antipáticos de unos cernícalos y lechuzas atrapados por mis hermanos mayores con muy difícil artificio y grandes riesgos, en unas casi sacrílegas cacerías organizadas por los entabacados y buhardas de la iglesia parroquial, en compañía de los hijos del sacristán, que eran la mismísima piel del demonio, y sin que nada supiera el señor Cura, como es lógico presumir. No faltaron loros y cotorras que nos enviaba un pariente que se fue a las Américas y hasta un tití y varios camaleones de alguien que pasó por los litorales gibraltareños y quiso colaborar espontáneamente al indeterminado propósito de que nuestra casa fuera un arca de Noé; aunque Noé fuese mi tía Modesta que era la única que mandaba en aquella nave poblada de naturalezas tan distintas.
Y hubo entre los animalillos una cabrita que se aficionó mucho a andar con mis hermanas. Llamábanle “Katia” no recuerdo por qué, y era blanca con algunos lucios de color canela muy graciosamente distribuidos por toda la sedosa maraña de su piel finísima y perfumada: que las niñas la sometían a contínuos lavatorios y la perfumaban con agua de olor y hasta la emperifollaban con moños y cintajos. Todo hecho a hurtadillas de la tía Modesta, a la que no agradaba que se le hicieran a los animales dengues excesivos, ni mucho menos usos y atenciones de personas.
No son para descritos los primores y gracias de este feliz animalillo. Su agilidad, su ntrepidez, y el natural instinto caprichoso y titiritero, unido al abuso y confianzas que nacía de los melindres de mis hermanas, convirtieron a toda la casa en el más peregrino campo de caprinas exhibiciones. “Katia” subía por las escaleras; corría por encima de los tejados; trepaba por berlingas a muros, de muros a terrazas, de terrazas a las copas del arbolado del jardín. Y lo mismo veíase a “Katia” dormitando bajo una consola del salón que apuntando con sus cuernecillos hacia el cielo en lo más cimero de una rama, como rediviva encarnación del signo del Zodiaco. “Katia” sabía la hora en que se rezaba el Rosario y casi se prosternaba con una rarísima permanencia en el doblar de sus patas delanteras, muy quieta junto a doña Modesta, mientras esta deshacía su interminable ringla de “Padres nuestros” y oraciones. “Katia” subía por los roperos, puertas, cornisas, brocales de pozos, teniendo siempre un poco en angustia, pero en constante regocijo, a todo el conjunto infantil de la vasta casa.
Pero llegó una fecha aciaga para “Katia”. Fue aquel día que mis hermanas, ya en edad de pasar al colegio de monjas de Sevilla, habían de abandonar temporalmente nuestra casa de pueblo. ¡Qué dolor el de “Katia”! Ella percibió toda la tragedia que se aproximaba. Al ver hacer las maletas, bultos y envoltorios del equipaje, nos miraba a todos con ojos tristísimos y cuando no podía resistir más con sus inexpresables angustias, corría a esconderse por rincones alejados para llorar solitariamente. Llegó la mañana de la partida. Desde que comenzaron a enganchar las caballerías del coche , “Katia” permaneció a la expectativa, sin separarse ni un instante de la puerta de la cochera. Subieron mis hermanas al vehículo.
“Katia” dio un salto agilísimo e inesperado y quiso buscar acomodo en el interior del coche. Se produjo un mar de lágrimas mudas en todos los ojos infantiles. Tía Modesta dio orden a un criado para que sacasen de allí a la cabra y la encerraran en la cochera. Todo el mundo guardó el silencio impresionante que seguía al cumplimiento de una orden de doña Modesta. Sólo “Katia” comenzó a llorar, a implorar desesperadamente con sus ojos, a revolverse ágil e iracunda, mientras el criado, con muchos trabajos y sudores, la arrastraba hacia el cocherón y la encerraba dándole dos vueltas a la llave de la puerta… Todas mis hermanas lloraban en silencio. Y el coche arrancó- un breack grande, con dos mulas y muchos cascabeles- como una carroza de tragedias, lágrimas y silencios infantiles, camino de la ciudad.
Apenas partió la expedición y cuando ya se perdía el rumor de los cascabeles por las últimas calles que dan al campo, yo abrí la cochera para buscar a “Katia”. Comprendió mi intención y vino hacia mí, desconsolada, dándome unas topaditas tiernísimas. Vi que solicitaba mi amparo y mi ternura. Y desde aquella mañana mi más dulce compañía, mi cariño más fiel y sumiso fue el de “Katia”, la cabra guapa, titiritera y sentimental, digna de un poema de Juan Ramón Jiménez, poeta del burro “Platero”.

A) COMPRENSIÓN
1. Busca en el diccionario y ordena alfabéticamente las palabras: labor,
sacrílega, buhardas, maraña, emperifollaban, aciaga, implorar y
sumiso.
2. ¿Quiénes son los protagonistas de esta historia? Ordénalos según su
importancia. Empieza por los más destacados.
3. ¿Te gustaría vivir en una casa como la de tía Modesta? Justifica tu
respuesta.
B) ESTRUCTURA
4. Fíjate en la siguiente secuencia que se produce en la lectura:
- Presentación, ambientación (lugar), acción, problemática y
resolución.
- Escribe las palabras con las que se inicia cada una de estas cinco
partes y con las que finaliza.
5. ¿Hay en el texto alguna descripción? ¿De quién? Escribe dónde se
inicia y dónde finaliza.
C) CONCLUSIÓN
6. ¿Te ha recordado esta lectura de Katia a Platero? ¿Por qué?
7. ¿Qué te parecido el trato que le daban las hermanas a Katia.
8. Resume en breves líneas esta lectura.
9. Dibuja una de estas escenas de Katia: subida en los árboles o
tejados, la despedida con el coche de caballos, dándole topetadas al

escritor.




Diario de Anika (4-8- 60)


- Joaquín me lleva a su finca que había comenzado a construir y me ha ofrecido una espiga de su campo y un trago de agua de su noria en la que un asno blanco la hacía girar.
- Nos dimos la mano y él besó la mía. Tenía una cara muy morena, buena, aunque algo envejecida, cabellos apenas canos.
- Bienamado mío. Tú eres el mar exacto que todas mis fuerzas me permiten atravesar para llegar hasta la eternidad.
- Yo te tomo tal como eres, con todo.
- ¿Cómo voy a hablar de nuestra noche de ayer? Imposible. Desesperadamente imposible. Porque el amor en llamas ha quemado hasta el sonido de las palabras en mi memoria y (que) no queda más que incendio en el aire, ceniza sagrada en mi frente, polvo en mis pies. Se han deshecho hasta los pétalos de nardo y su perfume muerto abruma mis ojos de un sueño bendito. Puesto que me quieres, estoy sin fuerzas y casi no me has tocado. Me has besado. Sólo una vez. Un beso loco. Y no puedo pensar, ni escribir, ni irme. Un vaso de vino tinto me ha embriagado, a no ser tu amor. Tu amor viejo. Viejísimo. De hace diez años. De hace milenios. ¿Cómo soportarlo? ¿Cómo no llorar? ¿Cómo no morir?
- Tú no sabes lo que es ocultar lágrimas en una posada de neón. Ni puedes saberlo. Puesto que soy yo siempre la que vengo y la que voy.
- Ya sabes cuál es el destino de las flores que me mandas; mueren entre las hojas de tus libros.
- Ayer, Joaquín, cuando me dejaste aquí, pasó una cosa maravillosa; era como si el jardín en toda su hermosura, se hubiera hecho tú, o que tú te hubieras encarnado en el jardín. Algo mágico, extraordinario. Algún día tú harás un poema de esto. Yo no sé.
 - Las largas y dulces ramas caían casi hasta la tierra como un fidelísimo velo de jade traslúcido. Me atrajiste con tus brazos. Pero yo asustada:
- ¿Y Si alguien nos viera desde esas ventanas?
- Niña, ahí no vive nadie. Aquí no hay nada más que orejitas de hojas que no escuchan.
- Está aquí, escondido entre nosotros. Es más que el cielo que se refleja en tu pozo. Más hondo que tu mirada que se pierde en mis ojos. La nada, es lo que nos queda después de una marea de amor.
- Te amo para encontrarte allí, sin cita, sin lugar, sin tiempo.






Lectura Eficaz (Control)
Se pretende que el alumno lea lo más deprisa que pueda y con la máxima comprensión posible.

Los controles calculan:
1.- La velocidad de lectura (número de palabras por minuto). Se obtiene al multiplicar el número de palabras del texto por 60 y dividir la resultante entre el tiempo empleado por el niño
                                                (Nº Palabras x 60 / Tiempo en seg.).
2.- Comprensión  (mediante una prueba objetiva de varias preguntas). Se obtiene al multiplicar el número de aciertos por la resultante de dividir 100 entre el número de preguntas.
3.- La lectura eficaz  (número de palabras por minuto realmente comprendidas). Se obtiene al multiplicar la velocidad por la compresión y dividiendo la resultante por 100.
                                                  (Veloc. X Comp. / 100 )
Las puntuaciones se anotan en la ficha personal de cada alumno, a través de la cual puede comprobar su progreso y analizar las causas de sus resultados. En ésta, se incluye un baremo para que obtenga la nota; baremo que previamente ha sido establecido por el profesor teniendo en cuenta las características del centro, nivel o curso.
Un posible blremo:




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Lectura Eficaz: Biografía de Joaquín Romero Murube
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Joaquín Romero Murube nace en la calle Real de Los Palacios y Villafranca en el año 1904. Su infancia transcurre en el pueblo, entre el calor familiar y el contacto directo con la naturaleza.
A los nueve años, se ve obligado a dejar este ambiente para iniciar sus estudios en Sevilla; hecho éste que causa un verdadero trauma en él. Siempre aprovechaba las vacaciones para volver a casa de sus tías. Su primer gran amor fue la palaciega Joaquina Ruiz, largo noviazgo que se rompió cuando el poeta cumple veinticinco años. Esta muchacha es la protagonista de su primera novela, La tristeza del Conde Laurel.
Joaquín empieza los estudios de Derecho, pero tras la muerte de su padre los deja para hacerse cargo de las riendas familiares. Trabaja en el Monte de Piedad y es asiduo colaborador en los diarios locales El Correo de Andalucía, ABC y El Liberal
Participó en 1927 en los actos celebrados en Sevilla para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora, por lo que se le considera como miembro de la Generación del 27. A esta época pertenecen sus obras Hermanita amapola y Sombra apasionada.
El año 1934 marcará su vida para siempre; se le nombra Director-Conservador de los Reales Alcázares de Sevilla. Además Publica Dios en la ciudad y José María Izquierdo y Sevilla. Frecuenta el Ateneo, se le ve en tertulias con los amigos y en los ambientes literarios acompañado de jóvenes entusiastas como él, con los que funda la revista Mediodía, de la que era redactor jefe.
Se casa en 1936 con Soledad Murube. Un año más tarde escribe Siete romances, en memoria de su amigo García Lorca. También, dentro de la contienda nacional, aparece Sevilla en los labios.
Alcanza la madurez poética en la fecunda, literariamente, década del los 40, con sus libros Canción del amante andaluz, Kasida del olvido y Tierra y canción. En prosa escribe Discurso de la mentira, una Guía del Alcázar, y Pregón de la Semana Santa. De sus viajes, contactos y experiencias en Europa nace Memoriales y divagaciones.
En 1950 muere su madre y el escritor queda sumido en una gran tristeza. Para recuperarse viaja a Francia; a su vuelta, se encuentra la desagradable sorpresa de que hermanas han vendido la casa natal. Para enmendar este fallo, les compra la parte que les correspondía de la Huerta del Carrito, así sigue ligado a sus raíces. Todos estos recuerdos dormidos y removidos en su feliz infancia, junto con el estado nostálgico del momento, le impulsan a escribir su obra maestra. Pueblo lejano.
El 15 de noviembre de 1969, después de haber cenado con unos amigos, muere en los Reales Alcázares. Los periódicos del día dieciséis le dedicaron numerosas páginas anunciando su muerte, recordando su vida y elogiando su personalidad y su obra.
CUESTIONARIO (Biografía)
1.- Joaquín Romero Murube nació en
SEVILLA / CORIA DEL RÍO / LOS PALACIOS
2.- Nación en el año 1704 / 1804 / 1904
3.- Con nueve años inicia sus estudios en…
LOS PALACIOS / SEVILLA / MADRID
4.- La palaciega Joaquina Ruiz era …
Su madre / Su prima / Su primera novia
5.- Joaquín Romero Murube empezó la carrera de …
Económicas / Derecho / Matemáticas
6.- Tras la muerte de su padre, Joaquín…
Terminó la carrera / Deja los estudios / Trabaja en una panadería
7.- Joaquín colaboró en los periódicios…
El País y La Vanguadia
El ABC y El País
ABC, El Correo de Andalucía y El Libreral
8.- En el año 1927 participó en los actos que tuvieron lugar para celebrar el tercer centenario de la muerte de …
Alberti / García Lorca / Góngora
9.- Se considera que Murube pertenece a la Generación…
Perdida / Del 27 / X
10.- En 1934 Joaquín Romero Murube es nombrado…
Portavoz de la Casa Real
Director de los Reales Alcázares
Director del periódico El Liberal
11.- Romero Murube funda la revista…
Cnosos / Mediodía / La voz de Los Palacios
12.- En el año 1936 se casa con…
Joaquina Ruiz / Amalia Gómez / Soledad Murube
13.- Escribe Siete romances en memoria de su amigo…
Rafael Alberti / Francisco de Quevedo / Federico García Lorca
14.- Rodea tres libros escritos por Joaquín Romero Murube.
Kasida del olvido
El Horla
Caligramas
Sostiene Pereira
Don Juan
Rimas y leyendas
Pueblo lejano
Platero y yo
Canción del amante andaluz
 
15.- Joaquín Romero Murube queda sumido en la tristeza tras la muerte de …
Su madre / Su primo / Su novia
16.- Para recuperarse viaja a …
Italia / Bélgica / Francia
17.- Cuando vuelve, sus hermanas han vendido…
El reloj de pared / La casa / El cortijo
18.- Él pierde así toda relación con Los Palacios.
Verdadero / Falso
19.- El 15 de noviembre de 1969, Romero Murube muere…
Antes de comer con su familia.
Después de haber cenado con unos amigos.
A las siete de la tarde.




























Lectura Eficaz: Biografía de Joaquín Romero Murube
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LECTURA EFICAZ:
Joaquín Romero Murube nace en la calle Real de Los Palacios y Villafranca en el año 1904. Su infancia transcurre en el pueblo, entre el calor familiar y el contacto directo con la naturaleza.
A los nueve años, se ve obligado a dejar este ambiente para iniciar sus estudios en Sevilla; hecho éste que causa un verdadero trauma en él. Siempre aprovechaba las vacaciones para volver a casa de sus tías. Su primer gran amor fue la palaciega Joaquina Ruiz, largo noviazgo que se rompió cuando el poeta cumple veinticinco años. Esta muchacha es la protagonista de su primera novela, La tristeza del Conde Laurel.
Joaquín empieza los estudios de Derecho, pero tras la muerte de su padre los deja para hacerse cargo de las riendas familiares. Trabaja en el Monte de Piedad y es asiduo colaborador en los diarios locales El Correo de Andalucía, ABC y El Liberal
Participó en 1927 en los actos celebrados en Sevilla para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora, por lo que se le considera como miembro de la Generación del 27. A esta época pertenecen sus obras Hermanita amapola y Sombra apasionada.
El año 1934 marcará su vida para siempre; se le nombra Director-Conservador de los Reales Alcázares de Sevilla. Además Publica Dios en la ciudad y José María Izquierdo y Sevilla. Frecuenta el Ateneo, se le ve en tertulias con los amigos y en los ambientes literarios acompañado de jóvenes entusiastas como él, con los que funda la revista Mediodía, de la que era redactor jefe.
Se casa en 1936 con Soledad Murube. Un año más tarde escribe Siete romances, en memoria de su amigo García Lorca. También, dentro de la contienda nacional, aparece Sevilla en los labios.
Alcanza la madurez poética en la fecunda, literariamente, década del los 40, con sus libros Canción del amante andaluz, Kasida del olvido y Tierra y canción. En prosa escribe Discurso de la mentira, una Guía del Alcázar, y Pregón de la Semana Santa. De sus viajes, contactos y experiencias en Europa nace Memoriales y divagaciones.
En 1950 muere su madre y el escritor queda sumido en una gran tristeza. Para recuperarse viaja a Francia; a su vuelta, se encuentra la desagradable sorpresa de que hermanas han vendido la casa natal. Para enmendar este fallo, les compra la parte que les correspondía de la Huerta del Carrito, así sigue ligado a sus raíces. Todos estos recuerdos dormidos y removidos en su feliz infancia, junto con el estado nostálgico del momento, le impulsan a escribir su obra maestra. Pueblo lejano.
El 15 de noviembre de 1969, después de haber cenado con unos amigos, muere en los Reales Alcázares. Los periódicos del día dieciséis le dedicaron numerosas páginas anunciando su muerte, recordando su vida y elogiando su personalidad y su obra.
CUESTIONARIO (Biografía)
1.- Joaquín Romero Murube nació en
SEVILLA / CORIA DEL RÍO / LOS PALACIOS
2.- Nación en el año 1704 / 1804 / 1904
3.- Con nueve años inicia sus estudios en…
LOS PALACIOS / SEVILLA / MADRID
4.- La palaciega Joaquina Ruiz era …
Su madre / Su prima / Su primera novia
5.- Joaquín Romero Murube empezó la carrera de …
Económicas / Derecho / Matemáticas
6.- Tras la muerte de su padre, Joaquín…
Terminó la carrera / Deja los estudios / Trabaja en una panadería
7.- Joaquín colaboró en los periódicios…
El País y La Vanguadia
El ABC y El País
ABC, El Correo de Andalucía y El Libreral
8.- En el año 1927 participó en los actos que tuvieron lugar para celebrar el tercer centenario de la muerte de …
Alberti / García Lorca / Góngora
9.- Se considera que Murube pertenece a la Generación…
Perdida / Del 27 / X
10.- En 1934 Joaquín Romero Murube es nombrado…
Portavoz de la Casa Real
Director de los Reales Alcázares
Director del periódico El Liberal
11.- Romero Murube funda la revista…
Cnosos / Mediodía / La voz de Los Palacios
12.- En el año 1936 se casa con…
Joaquina Ruiz / Amalia Gómez / Soledad Murube
13.- Escribe Siete romances en memoria de su amigo…
Rafael Alberti / Francisco de Quevedo / Federico García Lorca
14.- Rodea tres libros escritos por Joaquín Romero Murube.
Kasida del olvido
El Horla
Caligramas
Sostiene Pereira
Don Juan
Rimas y leyendas
Pueblo lejano
Platero y yo
Canción del amante andaluz
 
15.- Joaquín Romero Murube queda sumido en la tristeza tras la muerte de …
Su madre / Su primo / Su novia
16.- Para recuperarse viaja a …
Italia / Bélgica / Francia
17.- Cuando vuelve, sus hermanas han vendido…
El reloj de pared / La casa / El cortijo
18.- Él pierde así toda relación con Los Palacios.
Verdadero / Falso
19.- El 15 de noviembre de 1969, Romero Murube muere…
Antes de comer con su familia.
Después de haber cenado con unos amigos.
A las siete de la tarde.





























Lee esta oración: “Dios quiso que naciéramos en este pueblo de Andalucía”.
NACIÉRAMOS es un verbo en modo ………………………………. Y su tiempo es ………
Conjuga el verbo.
Escribe tú tres oraciones con este tiempo, pero con distintas personas.
1.-
2.-
3.-
Al principio, el poeta dice que su pueblo es ………………… y ………………….
Usa dos adjetivos para describirlo. Cuando aparecen dos adjetivos que sugieren sentidos diferentes, se usa una FIGURA DE PENSAMIENTO que se llama SINESTESIA. Haz tú dos oraciones con sinestesias sobre aspectos diversos de tu pueblo.
1.-
2.-

Busca otra sinestesia en la parte donde habla de la llegada del invierno.

Para decir que hace mucho calor en su pueblo, utiliza el verbo……………………
Esto es una HIPÉRBOLE, pues se trata de una exageración. Escribe una pequeña descripción, de tres o cuatro líneas, exagerando el calor que hace en verano.



Más adelante, dice que en invierno llegan las lluvias. ¿Y entonces qué ocurre?

Fíjate que atribuye una cualidad humana a las paredes al decir que es como si sudaran a causa de la humedad. Esto es también una FIGURA DE PENSAMIENTO; se trata de una PERSONIFICACIÓN; y, más abajo, utiliza otra al hablar de los ladrillos… ¿Cuál?

Y más abajo, cuando habla del castillo y su función actual, hay otra. ¿Cuál?

Escribe tú una personificación de tu pueblo (una calle, una casa, un balcón…).

Busca en el diccionario las siguientes palabras:
Lacustre
Rezumo
Nuncio
Precoz
Acuoso
Picón
Crepitante
Tufo
Nomenclatura
Pululan
Crónica
Alpechín.
Escribe una oración con cada una, extraída del texto.
1.-
2.-
3.-
4.-
5.-
6.-
7.-
8.-
9.-
10.-
11.-
12.-

Dice Joaquín que la gente desconocía la comodidad de vivir. Escribe algunas cosas que tú creas que han cambiado a mejor.


El progreso hace que desaparezcan objetos muy importantes de uso cotidiano. Como es el caso de la “copa”. Escribe tú otros ejemplos.

¿Cuánto tiempo dice el poeta que dura el rigor del frío? ¿Y la humedad?

¿Qué hacen las mujeres y los niños?

Explica con tus palabras lo siguiente: “Aquello fue, seguramente, lugar de tránsito y parada, de andaduras en el largo tirón que separaba a Jerez y Trebujena de Sevilla y Córdoba”.

¿Qué construcción antigua dice Romero Murube que se conserva aún?

Dice que “tan venido a menos y tan alejado ahora de su función primitiva…”. ¿Cuál era esta?

¿Y para qué se usa?
¿Sabes tú qué otras construcciones antiguas se conservan en el pueblo o alrededores?

El Pueblo, hasta el siglo XVIII estaba dividido en dos partes. ¿A qué familias aristocráticas pertenecía cada una?

La unión de las dos localidades, ¿cómo se representa en el escudo?

Uno de los hombres representados en el escudo lleva una rama de olivo en la mano. ¿Qué crees que simboliza?

¿Puedes tú nombrar algunos símbolos y explicar lo que cada uno representa?

Los Palacios y Villafranca se ha caracterizado por ser un pueblo de “manchoneros”. Busca información sobre este término.




Fíjate en el modelo, y colorea tú el escudo.

Fíjate en el modelo y colorea el escudo.


























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